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01

claudio archubi

estudio crítico

Aquellos que conocen mi profesión —mi otra profesión— se preguntarán por qué un físico, ya que respondemos al estereotipo de ser muy ordenados, está promoviendo el estudio del caos en la poesía. Pues permítanme recordarles que hay un concepto físico que es el caos modelado por el lenguaje de la matemática. Bajo esta perspectiva, se hace verdadera la noción borgeana de que el caos no es más que un orden de mayor complejidad,  es decir, un orden que la inteligencia no puede abarcar con modelos mentales sencillos sino que tiene que escalar en grados de abstracción para entenderlo. Un ejemplo lo proporciona el hecho de calentar un líquido bajo determinadas condiciones. Las partículas de líquido dejan de  estar quietas o de fluir en línea recta para formar remolinos o vórtices que a primera vista se perciben como un desorden, pero que responden a sus propias leyes y se pueden estudiar. Ocurren fenómenos similares con los movimientos del aire, y de las dunas en el desierto. Pero también con el comportamiento de las galaxias y los cúmulos de galaxias en el universo. Trasladados a términos literarios, entonces podríamos hablar de una sintaxis del caos, una sintaxis no lineal. Es decir, hay textos que no avanzan claramente de principio a fin sino que dan vueltas sobre sí mismos como vórtices de imágenes por exceso de calor, pero incluso esos textos responden a ciertas constantes, ritmos, repeticiones y usos del lenguaje que son los que marcan el estilo del poeta. Cabría preguntarse entonces: ¿es nuestra mente limitada la que ve siempre las mismas estructuras donde quiera que mire, o es que el universo se comporta, en lo micro y en lo macro, como pensaban los magos de la Edad Media, como una sucesión infinita de espejos?  Tal vez “lo real”, el Caos, sea semejante a la nada, imposible de ser asido por la red del lenguaje, como afirma nuestro escritor Hugo Mujica. Y todo intento de construir esa sintaxis no sea más que otra red de donde por entre sus agujeros se escapa el agua del Caos. Sin embargo, resulta tentadora la idea de que la red queda, por un tiempo, impregnada, húmeda, con esas huellas.

the film
The facts
The mission
03

alberto szpunberg

texto de contratapa

Sí, hablamos del poema en prosa de América Latina, que no es hablar de un eco europeizante de Bertrand, Baudelaire y Rimbaud. ¿Poema en prosa de América Latina es sólo y simplemente poema, con todo el estupor poético que detona el texto de un poema en prosa? ¿Poema o prosa? ¿Prosa o poesía? ¿Ritmos al galope o versículos? ¿O palabras, simples, elementales balbuceos en un escenario de volcanes, cordilleras, desiertos, pampas y selvas, urbes desmesuradas y más desmesuradas injusticias? Acaso las respuestas nunca son, sino que sólo están, como el dios bíblico que, a pesar de San Jerónimo, nunca es el que es, sino que siempre será el que será. Las multitudinarias voces que anteceden a estas líneas tienen la marca de ese universo. Si usted, lector, se aventura, tome este libro, ábralo al azar y lea... Pero  ¡cuidado!, que el fuego de la belleza nos acecha en cada página, en cada infinitud.

02

cristian aliaga

prólogo

No decálogo

 

Provocadores, desafiantes, escritores americanos:

 

1

Intentamos llegar hasta el final de cada camino para probarnos que siempre habrá sendas donde el juicio y el viajero se extravían, y resulta posible saltar la tapia del infinito.

 

2

Cuando la civilización se extiende, va apropiándose de los caminos laterales, los hilos de tierra roja que recorren el bosque, los pasadizos pequeños de niños o animales en la espesura.

 

3

Todo va a parar a los mapas. Ahí el detalle alienta o agobia, y la lucha es por evitar que la aventura se convierta en un horario de trenes, en la búsqueda del sitio más conocido con un guía desconocido. 

 

4

Una guía idéntica en todos los rincones del planeta nos dice dónde parar, dónde mirar, en qué sitio está la imagen perfecta; y nos previene de aquellos sitios a los que no conviene llegar, por miedo o conveniencia.

 

5

El desafío es escapar de la genealogía conocida, de las señales configuradas para conducir a cada uno hasta su ruina, ese sitio donde no quedan hilachas de humanidad.

 

6

Vamos en busca de nervaduras, marcas de caballos muertos, señales de quienes viraron al monte para luchar, el ruido latente de los que han ido más allá de lo que su tiempo prescribía.

 

7

Los viejos, los insumisos, los desesperados, salen–como nosotros– con cada amanecer, en procura de su camino a la rebelión, el olvido; procuran limpiar su asco en las sendas del alba.

 

8

Al dejar atrás el ruido de ambulancias, vehículos policiales, visiones canallescas que ensordecen,  el silencio recupera su memoria para el grito o el enmudecimiento final. Aparecen los agujeros en la conciencia de un siglo de asesinos.

 

9

Hallamos en el camino todo lo que obra el mundo con su dolor, pero también seres iluminados por la tierra, el silencio o el abandono.

 

10

Guardamos la esperanza, entre pliegues, contra los optimistas. Es la esperanza de un camino imposible de reducir a las coordenadas de un mapa preparado por otros, que al final del camino conocido nos dejaron la trampa.

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